Nombrar precede cualquier acción que nos conduzca aquello que anhelamos. Así habitamos primero en la idea, y en la imaginación de todo lo que deseamos. El corazón va convirtiéndolo en esencial, impregnándolo de los sentimientos y emociones que convoca el anhelo, y al lograrlo pasa a formar parte nuestra existencia.
Le concedemos un lugar en nuestra vida y con él iniciamos una historia que en ocasiones trascenderá la propia, primero por el camino que nos condujo a él y luego por el disfrute adquirido en la experiencia.
«EscriturasCapitales» destaca la fortuna de contribuir con palabras a la mejor definición de nuestras elecciones, porque estamos hechos de palabras y creamos con ellas la realidad.