Ordenar.
Nombrar la emoción que me habita para reconocerla y comprender.
Atesorar experiencias placenteras perpetuadas en la memoria.
Desplegar lo desconocido que me desconcierta.
Adentrarme en el fluir de la existencia y en mi interior, creando.
Cultivar la confianza en el devenir escribiendo ficciones, memorias o un diario como un modo de mantenernos resguardados de los síntomas que provocan las contingencias cotidianas.
La encantadora variante ideada por Gina Niederhumer (@ginaniederhumer) – Instagram, amplia con maestría la importancia de este hábito reparador y creativo.
¿Y tú para que utilizas la escritura?
¿A qué práctica te gustaría enlazarla?